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Un viaje para comprender, leer y escribir
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La escuela un lugar de encuentro:
Reflexiones acerca del contexto sociocultural, la lectura, la escritura y la oralidad
El acto educativo es enriquecido por las diversas historias de vida, el contexto, la multiplicidad de saberes y la particularidad del ser de quienes al mismo tiempo aprendemos y enseñamos en la escuela, a saberse, los niños, niñas, padres, madres y los docentes. Este reconocimiento, lleva implícita una forma de relacionarse basada en el respeto de estas diferencias y una comprensión y acercamiento al aprendizaje como un proceso que toma en consideración los saberes propios de los estudiantes como base para el desarrollo de sus habilidades y la construcción de conocimientos.
En este sentido, el acto educativo se convierte en un punto de encuentro de las diversas formas de leer el mundo, de posibilidades y experiencias de cada uno de sus protagonistas. Juan Carlos Pérgolis (como se citó en Duarte, 2003) propone que la escuela opera para ser un foro en el que las diferentes versiones de ciudad se encuentren, (…) y ponen en común sus propias comprensiones. Así, la escuela se ofrece como lugar de transacción hacia la construcción de una ciudad compartida” (p.103)
El acto educativo, es entonces, un tejido de protagonistas, saberes, historias y lecturas, que permea la totalidad del ser humano y en el que constantemente se construyen significados, formas de ser y actuar en el mundo, mientras se “es” consigo mismo, con los otros y con lo real. De este modo la escuela podría pensarse no solo como un lugar de la ciudad, sino como un escenario que forma para la ciudad. (Pérgolis como se citó en Duarte, 2003) Entonces, visibilizar los saberes y particularidades de nuestros estudiantes se convierte en un reto y en un intento por significar el aprendizaje y la interacción con otros en la construcción de la historia propia y de comunidad.
En este orden de ideas, la educación es por naturaleza, un acto comunicativo, en el que el modo de conversar, es el modo de aprender” (Jairo Estupiñan Mojica, 2013) por tanto, el escenario educativo en el que la práctica de la oralidad, la escritura y la lectura son formas de comprender el mundo y relacionarse con él, con los otros y consigo mismo, es un acto democrático, que se vincula directamente con el desarrollo del pensamiento, en tanto, el lenguaje le organiza, le orienta, le retroalimenta y le permite ser expresado.
La oralidad, la escritura y la lectura como practicas sociales se retroalimentan de la cultura misma, es decir, de las herramientas simbolicas, los codigos,saberes y modelos en los que acontecen y se suscita su aprendizaje.
Leer y escribir tiene una implicación más profunda que dominar los elementos del código escrito como un proceso mecánico, son más bien, actos expresivos, creativos, relacionales que emergen de la oralidad, de la construcción de la voz propia, de la consideración de la palabra y las experiencias del otro.
Por lo tanto, podríamos pensar que la oralidad se convierte en la plataforma para iniciar procesos de escritura con sentido, basados en la narración, en la expresión de sentimientos, impresiones, sueños y en la posibilidad de ser leídos por otros. Así, al iniciar el proceso formal de la adquisición del código escrito en la escuela, puede proponerse la escritura a partir de aquello que se habla y sobre lo cual se ha reflexionado, y a la vez de lo que se imagina y se propone. Proponiendo una relación entre la palabra hablada y la palabra escrita de doble vía, en tanto, nos leemos a nosotros mismos cuando retomamos lo escrito o cuando lo ponemos en común en el ejercicio de la palabra.
Dicha relación, exige pensar en las historias personales, las impresiones y percepciones de los niños y niñas, lo que habita en su mundo interior, como motor para la expresión y creación a través de la palabra.
Volvemos así, a encontrarnos ante la unión indisoluble entre el contexto sociocultural y la educación, al cuestionarnos sobre ¿Qué habita el mundo interior de los niños y niñas? ¿Cuáles son sus imaginarios acerca de la lectura, la escritura y la oralidad a partir del sus contextos familiares y socioculturales?
Haciendo necesario pensar en el papel que durante la infancia, y a lo largo de la vida, la familia como el esenario socializador que mayor influencia educativa tiene en el ser humano, por cuanto es permanente y emocionalmente más significativa.(Amar, Madariaga y Macias, 2005). Especificamente en la formacion de ideas y acciones en entorno al aprendizaje, la construccion de proyectos de vida, el valor de la palabra, la escritura y la lectura, los cuales, constituyen en gran parte los saberes previos de los estudiantes en la escuela y la base para que la lectura, la escritura y la oralidad se resignifiquen en actos de expresion y creación. Es decir, la exploracion del mundo interior de los niños y niñas através de la palabra hablada y escrita. Maravillosa y compleja relación! que se manifiesta en el acontecer de la escuela.
Entonces, nuevamente, podemos percibir la escuela como un escenario de encuentro inscrito en el contexto social, histórico, cultural, en el que la interacción misma, posibilita el desarrollo humano en todas sus dimensiones.
Por lo tanto, tiene el reto de retomar los saberes y las diversas lecturas de los niños y niñas para significar el aprendizaje y buscar de forma intencionada enriquecer el mundo interior de los niños y niñas, pues en el habita la palabra que será hablada, escrita, leída y dialogada.
En este sentido, la escuela como lugar de encuentro, es un lugar de construcción y creación, que habla del inacabamiento humano como ser histórico, guardando distancia con el acto de transmitir y reproducir ideas y acercándose a la naturaleza creadora del ser humano.
“El cerebro no sólo es un órgano capaz de conservar o reproducir nuestras pasadas experiencias, sino que también es un órgano combinador, creador (…) Si la actividad del hombre se limitara a reproducir el pasado, él sería un ser vuelto exclusivamente hacia el ayer e incapaz de adaptarse al mañana diferente. Es precisamente la actividad creadora del hombre la que hace de él un ser proyectado hacia el futuro, un ser que contribuye a crear y que modifica su presente”. (L. S Vigotsky, 2003, c.1)
“…los elementos de su fabulación, son conocidos por los niños de su experiencia anterior: de otro modo no los habría podido inventar; pero, la combinación de estos elementos constituye algo nuevo, creador, que pertenece al niño, sin que sea simplemente la repetición de cosas vistas u oídas. Esta habilidad de componer un edificio con esos elementos, de combinar lo antiguo con lo nuevo, sienta las bases de la creación.” L. S Vigotsky: La imaginación y el arte en la infancia
El ser humano piensa e imagina, a partir de su historia y cultura, por esto, viajar al pasado, para pensar el presente y proyectase, es un acto que se produce en el extenso e infinito escenario de la imaginación.
“…los elementos de su fabulación, son conocidos por los niños de su experiencia anterior: de otro modo no los habría podido inventar; pero, la combinación de estos elementos constituye algo nuevo, creador, que pertenece al niño, sin que sea simplemente la repetición de cosas vistas u oídas. Esta habilidad de componer un edificio con esos elementos, de combinar lo antiguo con lo nuevo, sienta las bases de la creación.” L. S Vigotsky: La imaginación y el arte en la infancia
Del mismo modo, la imaginación como acto creativo, puede enriquecerse a partir de la cultura, y en este caso particular, de la literatura y los libros diseñados para los niños, en los que se reinventan infinidad de escenarios, personajes, historias, detalles y colores que llevan implícitos elementos narrativos y semánticos que propician la creación.
Es decir, que las experiencias, la cultura, los valores y dinámicas en las que el ser humano vive, van formando la plataforma sobre la cual imagina, y específicamente en los niños permiten poner en evidencia sus preocupaciones, preguntas e ideas sobre el mundo.
En este punto, la escuela como lugar de encuentro y para la creación, sugiere la exploración e interacción con las ideas de la cultura, que se encuentran en otros tiempos, en otros personajes y a las cuales podemos acceder a través de la lectura de los libros y los medios virtuales.
En la primera infancia, la lectura puede centrarse en la narrativa y en la recreación de escenarios que la literatura infantil otorga al enriquecimiento del mundo interior de los niños y niñas, pues ellos son un vehículo que propone un sin número de alternativas para crear, predecir, leer y escribir.
Leer literatura a los niños y niñas solo por el placer de imaginar y recrearse, les permite ir formando una modo de leer el mundo, las imágenes y al otro. A nuestro modo de entender, es pues, unas de las funciones de la literatura iniciar el acceso a la representación de la realidad y el desarrollo del aprendizaje de las formas poéticas, narrativas y dramáticas, que poco a poco motivaran a los niños a leer por su cuenta y a escribir, como se dijo antes, por el placer mismo de imaginar, de ser y de expresarse.
Beatriz Elena Robledo (escritora de literatura infantil y juvenil), afirmaba en una conferencia que la literatura apela a la emocionalidad y al inconsciente del ser humano, por esto leerla se convierte en una experiencia de vida, que enriquece el interior, y permite ser más sensible.
Por esto, la literatura es una apuesta, para la construcción de sentidos y de percepciones de sí mismo, del otro y de la realidad, que al mismo tiempo proporciona herramientas para reinventarla, desde la imaginación. Estos elementos son una invitación para que nuestros niños y niñas sigan manteniendo la curiosidad viva y la posibilidad de crear.
Entonces, la escuela como un lugar de encuentro, en el que la educación es un acto comunicativo en donde el maestro y el estudiante, simultáneamente aprenden y enseñan en la relación misma de lo que cada uno es, y la puesta en común de sus saberes desde sus posibilidades; permite retomar los saberes para potenciarlos en actos creativos y de aprendizaje (andamiaje), frente a lo cual podemos retomar el concepto de Newman (como se citó en Arrieta y Maiz, 1999) denominado como “ apropiación reciproca de la zona de aprendizaje (…) caracterizado como un proceso dinámico, reciproco y secuencial, como un proceso de ida y vuelta (…) como el espacio psicológico compartido, el espacio de las negociaciones sobre los significados.”
Lectura
Es una práctica social y cultural en la que se comprenden y construyen significados, se relacionan e infieren ideas y se asumen posturas. Debido a su naturaleza social y cultural es un acto de interacción entre los saberes, intereses y visiones de quien lee y el texto como portador de significados (Es una conversación).
Así la lectura implica pensar y relacionar para significar con el apoyo del reconocimiento y manejo del código escrito.
Escritura
Es una práctica social y cultural en la que se registra a través de algún sistema de notación la producción de ideas propias. Es decir, que la escritura es un acto comunicativo o de expresión que se vincula directamente con el pensamiento y la reflexión sobre el sistema escrito y sobre el aspecto(s) del mundo real o imaginario que se pretende expresar. La escritura es un proceso que incluye la decodificación y la codificación, aunque en primera instancia es una práctica comunicativa y de pensamiento
Oralidad
Es una práctica comunicativa natural, social y cultural presente en todos los escenarios del ser humano.
La oralidad es la manifestación propia de emociones, ideas, intereses, necesidades e imaginarios a través del habla.
La oralidad representa la individualidad y a la vez la pertenencia e identidad a un grupo social. Su práctica traspasa los límites de la escuela, la academia o lo formal y se convierte en una herramienta interna para organizar el pensamiento, la base de la vida en comunidad.
Comprensión
Atención:
Es una función neuropsicológica mediadora del aprendizaje y hace referencia a la disposición del cerebro frente a una tarea o situación desde el plano emocional, motor y cognitivo.
Puede clasificarse en: Sostenida, Selectiva, alternante o dividida.
Referencias
AMAR AMAR, José Juan, MADARIAGA, Camilo y MACÍAS, Alonso. Infancia, familia y derechos humanos. Barranquilla: Ediciones UNINORTE, 2005
AREVALO ARANGO, Javier Eduardo, BONILLA Carolina. Mi mundo informatico: Transicion, primero y segundo.
ARRIETA, Elisa y MAIZ, Inmaculada. Interacción social y contextos educativos. Revista de Psicodidactica, 009,1999. Recuperado de: http://www.redalyc.com
DUARTE D., Jakeline. Ambientes de aprendizaje: Una aproximación Conceptual. Estudios Pedagógicos, 29, 2003, pp. 97-113. Recuperado de: http://www.redalyc.org/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=173514130007
VIGOTSKY, Lev S. (2003). La imaginación y el arte en la infancia. Recuperado de: http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/pedagogia/vigotsky/indice.html




Lic. Evelyn Beltran Wilches: